Capítulo 1108
Mateo sonrió con cierta amargura.

—Con lo tranquilo que estuvo él, parece que el ladrón resulté ser yo.

—¿Ah? —lo miré sin entender.

Él me revolvió el pelo suavemente y suspiró.

—Un ladrón que le quitó su amor, que le arrebató su felicidad.

—¡No digas tonterías! —me molesté y lo interrumpí—. ¿Otra vez hablando sin sentido? Ten cuidado o te pego.

Mateo se rio un poco y me acercó a su pecho.

—Está bien, no lo digo más. Tú eres mía, y solo mía, pase lo que pase.

Lo miré de reojo, satisfecha.

Así estaba bien.

Si seguía torturándose con ideas como esas, iba a terminar en un callejón sin salida.

En la sala principal había un gran reservado donde Samuel y varios del equipo de rodaje estaban reunidos.

Mateo quería sentarse conmigo en un rincón más tranquilo, pero Samuel nos hizo señas para que nos acercáramos.

Eché un vistazo a la mesa.

Por suerte Camila no estaba allí.

De lo contrario, no habría tenido ganas de acercarme.

Nos sentamos, y en ese momento llegaron Valerie y Alan, sudando después
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