Mientras pensaba en todo eso, alguien se acercó a mí.
Cuando levanté la vista, vi que tenía a Javier en frente.
—Hace días que no te veía —dijo con una sonrisa un poco forzada—. Escuché que te fuiste de luna de miel con Mateo.
Uf... con solo oírlo supe que ese chisme venía de Alan.
En ese momento, Valerie ya había sido arrastrada a la pista de baile por la gente del equipo.
Y como Alan era su chicle, fue detrás de ella.
Todos sonreían bajo las luces de colores.
Valerie acababa de llegar y ya estaba bailando como si no hubiera un mañana.
Aparté la mirada y le contesté a Javier, con una sonrisa:
—Sí, una luna de miel atrasada.
Su sonrisa se tensó un poco.
Luego, bajando la voz, dijo:
—Qué bueno... mientras tú y Mateo estén bien, al menos ya no vas a sufrir.
—Sí —asentí—. Esa época fue cuando peor me sentía... gracias por cuidarme.
—No hay de qué.
Javier me miró fijamente.
En su mirada había algo de ternura... y también de tristeza.
Evitando su mirada, le contesté con seriedad:
—No, de ve