De repente, Ryan dijo, emocionado:—¡Mamá, tenías razón! Aurorita sí que sabe. Hoy fue a la obra a buscar trabajo de encargada de archivos y la contrataron al toque. ¡Empieza mañana!—¿En serio? —La mamá de Ryan me miró con los ojos de par en par.—¡Con razón se ve tan culta! Ay, si yo tuviera una hija como tú...Me sentí algo apenada con sus palabras.Y desde ese momento, noté que la mamá de Ryan me miraba de una manera extraña.Rápido cambié de tema, mirando los platos mientras sonreía:—Doña, todo se ve delicioso, seguro está riquísimo.—¿Ah, te parece? —La mamá de Ryan me sirvió más comida.—Si te gusta, que no te de pena repetir. Ven cuando quieras, no seas boba.Sonreí y asentí, aunque por dentro pensaba que no quería abusar de su amabilidad.La tía me sirvió todavía más, y le hizo señas a Ryan para que me sirviera también.Al instante acerqué el plato a mi boca y comí sin decir nada.Ryan me sonrió, medio torpe, y su mamá lo miró de reojo, como regañándolo en silencio.Seguí com
Llegué al hospital.Fui directo a la habitación de mi hermano, pero, para mi sorpresa, estaba vacía. Incluso las sábanas y el colchón ya los habían quitado.Justo en ese momento pasó una enfermera, así que le pregunté apenas la vi:—Buen día, ¿puedes decirme dónde está el paciente que estaba aquí?La enfermera revisó su lista y dijo:—¿Te refieres a Carlos Cardot? Hoy en la mañana firmó el alta voluntaria.—¿Alta, ya se fue? —pregunté sorprendida.¿Qué estaba pasando?Mi hermano me había dicho que debía quedarse en el hospital dos meses más, ¿por qué se fue tan de repente?Y si ya había salido, ¿por qué no volvió al departamento a buscarme? ¿Y por qué no podía comunicarme con él?Cuanto más pensaba, más ansiedad me daba.Volví a preguntarle a la enfermera:—¿Él hizo el trámite de alta solo o alguien más vino con él?—Vino una muchacha muy guapa. Me acuerdo bien porque su pierna no estaba del todo bien y el doctor le recomendó quedarse unos días más, pero él insistió en irse. Hasta le d
Me quedé sorprendida:—¿Fue Mayi quien te aconsejó?—Sí, le conté todo sobre ti, y me dijo que saliera del hospital cuanto antes y que me escondiera con ella. Dijo que Mateo podía venir a buscarme para obligarte a salir de tu escondite.Esto... acertó de lleno.—Oh, vale.Parece que mi hermano confía muchísimo en Mayi, hasta le contó todo sobre mí.Mi hermano hizo una pausa y luego dijo:—Aurorita, no te preocupes por mí. Rompí mi SIM, tenía miedo de que Mateo la usara para encontrarte. Esa también fue idea de Mayi.Al escucharlo, sentí más curiosidad por Mayi.Sonreí y dije:—La chica que te gusta es muy lista, cuando todo se calme, ¡tienes que presentármela!—Claro que sí, ya verás. Por ahora estoy bien, y nuestros padres también.Mientras Mateo no encuentre ninguna pista, con el tiempo va a rendirse.—Bueno, gracias al cielo— respondí en voz baja, pensando que si pasaba un tiempo, Mateo tal vez dejaría de buscarme. Y si luego se casaba con Camila y tenían hijos, probablemente me olv
Vi a Ryan esperando en la puerta.Él me sonrió, todo contento, y dijo:—¡Buenos días, Aurora! Vámonos juntos a trabajar.Pensé que de todos modos tenía que tomar el autobús, así que no me importaba ir con él. Solo asentí.Pero, cuando llegamos abajo y vi que estaba sacando una moto eléctrica del pasillo, me quedé con la boca abierta. Le pregunté sorprendida:—¿Tú vas todos los días en esa moto a trabajar?—Obvio. Mi mamá me dijo que es económica, solo tengo que cargarla todos los días y listo. Además, la compré de segunda, me salió baratísima, solo me costó como mil.Dijo eso mientras se subía a la moto y me gritaba:—¡Aurora, ven, súbete de una vez!Sin dudar le hice una señal para que no insistiera:—Tranquilo, no hace falta, yo me voy en autobús.Ayer vi que el camino se ponía difícil cerca de la obra, lleno de baches por todos lados.Si me caigo, quién sabe qué le puede pasar a los bebés.Y además, no somos tan cercanos como para andar así.Ryan siguió llamándome:—¡No pasa nada,
Terminé de trabajar a las seis.Algunos viven en la obra, otros no, pero casi todos cenamos en la cafetería antes de irnos.Yo también hago lo mismo.Ryan, como siempre, apareció justo cuando estaba terminando de comer.Busqué un rincón apartado y me senté.Ryan vino detrás de mí y se sentó enfrente, sonriendo.—Aurorita, hoy me toca quedarme más tarde a trabajar. Tú puedes irte antes.—Ok.Afirmé y le devolví la bebida que me había dado al mediodía, intacta.Ryan se sorprendió un poco y me miró sonriendo, algo apenado:—Aurora, ¿esto, pues…?—Te voy a ser franca, yo estoy casada.La expresión de Ryan cambió de golpe.Seguí: —Y además, estoy esperando un niño.Esta vez su cara se puso seria de verdad.—Si no quieres tener nada conmigo, no tienes que inventar semejantes excusas. Te ves muy joven, apenas pasas los veinte, ¿cómo vas a estar casada y con hijos?—Así son las cosas. —Saqué el informe de embarazo y se lo mostré.—Estoy casada, tengo esposo e hijos, así que Ryan, no pierdas tu
—¡Aurora Cardot!Era la voz de Mateo, con un tono agresivo, como salida del mismísimo infierno.Parecía estar seguro de que era yo, y su voz daba miedo.Contuve la respiración, sin atreverme a colgar ni a decir nada.¿Qué debía hacer ahora?Mientras pensaba en qué hacer, alguien golpeó la puerta.Creí que era Ryan y me brillaron los ojos. Corrí rápido a abrir.Era él.Ryan se quedó sorprendido, pero antes de que pudiera decir algo, le hice una señal para que guardara silencio y le pasé el celular.Ryan me miró confundido, pero contestó:—¿Sí? Buenas noches.Lo observé sin moverme.Ryan repitió:—¿Hola? ¿Quién carajos habla?Pasaron unos segundos y luego me devolvió el teléfono:—Colgaron.Miré la pantalla. La llamada había terminado.Seguro Mateo escuchó la voz de un hombre y pensó que se había equivocado.Sonreí, aliviada, y le dije:—Me salaste la vida, muchísimas gracias.Ryan me miró con curiosidad y preguntó:—¿Quién era ese tipo? ¿Por qué querías que yo contestara?—Nada importan
Mateo es el principal inversionista de esa serie, así que no es raro que haya ido a celebrar el inicio del rodaje.Pero, con el puesto que tiene ahora, que apareciera en un evento como ese, sí sorprende bastante.—¿Y luego qué pasó? —pregunté.—Luego lo vi buscándolo a Michael para preguntarle por ti. Michael dijo que no sabía, y después fue también a preguntarle a Javier. Te acuerdas de él, ¿cierto? El actor guapo y famoso que es el protagonista. Pero, ¿qué tienes que ver tú con Javier? ¿Por qué Mateo le preguntaría a él?—Oh, trabajé unos días para Javier en la empresa de Michael.—Ah... vale —Valerie pareció entender y, después de un rato, siguió:—Al principio no me iba a decir nada a mí, pero justo en ese momento tú llamaste. Vi el número y supe que eras tú, por suerte no lo tenía registrado. Cuando llamaste, intenté contestar rápido a escondidas, pero Mateo me atrapó con las manos en la masa. Fingí que no escuchaba, y cuando estaba por colgar, volviste a llamar.Mientras la escuc
Parece que Mateo sigue convencido de que la persona que llamó a Valerie era yo.Este hombre no es nada fácil de engañar.Miré mi celular, que seguía sonando sin parar, y no me animé a contestar.Ahora mismo me daba pavor escuchar su voz.Siempre le he tenido miedo, y si vuelve a amenazarme, seguro termino corriendo a verlo como una boba.Así que decidí no contestar. Que se enoje todo lo que quiera, ya no me importa. Si no escucho los insultos que me quiere decir, estaré tranquila.Con eso en mente, puse el celular en silencio y lo dejé a un lado.No sé cuánto tiempo pasó, pero al fin la pantalla se apagó.Lo agarré y miré.Uy, ese hombre me había llamado ocho veces seguidas.Hasta por el celular se sentía su obsesión.¿Acaso no puede dejarme tranquila y seguir con su vida?Perseguir así a alguien, ¿no será agotador para él?La gente obsesiva es la más peligrosa, nunca saben cuándo parar.Justo pensaba eso cuando llegó una notificación. Era un mensaje de Mateo.—Antes de mañana, más te