—¡Tú hiciste lo mismo! —no pude evitar responderle.
—Javier me dijo que si yo recordaba lo que sentía por él en mi adolescencia, acabaría enamorándome de él otra vez y te dejaría, ¡y tú también lo creíste! Por eso me hiciste este show y terminamos así. ¿Acaso tú sí confiaste en mí? ¡Y todavía te atreves a reprochármelo!
Aunque la cara bonita de Mateo no podía esconder su enojo, tambien sonreía un poco.
—Sigo diciendo lo mismo: estoy dispuesto a confiar en ti primero. Así que dime... ¿tú estás dispuesta a confiar en mí?
—Claro que sí, ¿por qué no estaría dispuesta?
Lo dije sin pensarlo, y la sonrisa de Mateo se hizo aún más brillante.
—Entonces... ¿eso quiere decir que estás dispuesta a empezar de cero conmigo?
—¡Sí! —respondí sin dudar.
Los ojos de Mateo se iluminaron. En sus profundas pupilas negras, solo se reflejaba mi silueta.
En ese momento, entendí que, efectivamente, en sus ojos solo existía yo.
Le tomé la mano firmemente y le dije con seriedad:
—Después de ver los mensajes que