No pude evitar sonreír, todo era tan irónico.Al final, soy la única de la familia que no ha logrado acostumbrarse a pasar de tener dinero a no tener ni para el bus.
Vean a mi hermano, ya se adaptó a vivir así, ¿por qué yo no puedo?
Y toda esa gente que se parte el lomo trabajando, ellos sí pueden vivir en este lugar. ¿Y yo, que debo hasta lo que no tengo y traigo los bolsillos vacíos, con qué cara voy a criticar?
Me limpié la cara y me subí a la cama, obligándome a dormir.
Mañana tengo que trabajar, no puedo seguir agotándome así.
Desde mañana empiezo de cero, ahora sí en serio.
¡Una nueva vida, lejos de Mateo!
Al día siguiente, cuando entró el sol por la ventana, sentí como si se llevara toda la pesadez que traía en el pecho.
Me lavé la cara y al terminar, ya andaba más pila.
Compré algo de desayuno en un puestito y, mientras comía, me fui caminando a la parada del bus. Había un montón de gente yendo a trabajar.
Cuando llegué, ya estaba hasta el tope.
Después de batallar un buen rato,