Capítulo 223
Mateo estaba en el área de análisis de sangre esperando los resultados.

Yo, por mi parte, seguí las indicaciones del médico y fui al mismo lugar para hacerme los exámenes.

Pero, justo al cruzar la puerta del laboratorio, me topé de frente con él.

Al verlo, reaccioné por impulso: me giré y salí corriendo.

No sabía por qué huía, solo sentía una incomodidad profunda en mi pecho.

Y además, después de aquella noche en la que le rogué estar conmigo, encontrarme con él ahora me hacía sentir aún más incómoda.

Pero, quizás por haber dormido tres días, sin comer ni tener energías, no aguanté mucho.

Corrí solo un poco y ya estaba agotada, apoyándome en la pared para recuperar el aliento.

Mateo, con sus largas piernas, me alcanzó enseguida.

Se paró detrás de mí y me dijo con voz grave, entre risas:

—Dale, sigue corriendo.

Me paré derecha, me giré y lo miré, apoyándome en la pared.

Le sonreí:

—Qué casualidad, ¿no?

Mateo me miraba fijamente, algo molesto.

—¿Por qué no te quedaste tranquila en el hot
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