Yestin comienza a sentir cómo él coloca su mano en su muslo. Comienza a subir poco a poco, entrando por debajo de la sábana. En la piel de ella la electricidad vuelve a manifestarse. Ese hormigueo que recorre cada parte de su cuerpo. Esa adrenalina que le corta la respiración y acelera su corazón.
No logra decir nada ni siquiera mover ni un músculo. Es como si su mente le gritara que se aleje, pero su cuerpo le ruega porque se quede.
Castiel se da cuenta de cada pequeño movimiento de su cuerpo, de cómo en un susurro su respiración cambia, lo que no hace más que avivar el deseo que aún sigue sin poder ser controlado.
Quería solo jugar con ella, pero por más que intente detenerse, no puede hacerlo y une sus labios a los de ella. El cual le correspondió por ella. Las manos de Yes sueltan la sábana para colocarlas en su cuello húmedo.
Él aparta esa sábana que está estorbando. Al tenerla de nuevo completamente desnuda, sin dudar pega su cuerpo al de ella, sintiendo esos bultos