Castiel escucha cómo las puertas del elevador se han abierto. Mira hacia ese punto, viendo cómo entra a su oficina la chica gateando por el piso. Ve que algo está murmurando; lo más probable es que sea debido al elevador. Él sonríe de manera burlesca ante semejante escena. Y es que ver a esa mujer actuando de esa manera es algo que nunca antes en su vida se habría imaginado ver. Su atención cambia cuando ella sin querer se gira mostrando su parte trasera. Él se queda atónito al verlo. Que a pesar de ser cubierto por esos pantalones tan holgados, puede contemplar lo redondeado que son. Dejándolo mucho más encantado. Repite varias veces, recobrando la compostura, y con dificultad se pone de pie. —Buenas tardes, señorita Valenzuela —la saluda. Aunque recuerda que hace un momento estaba disgustado porque lleva horas esperándola. Así que intenta actuar de manera seria. Yestin, al oír esa voz varonil tan familiar, reacciona rápidamente. Levantando la vista, encontrándose con ese ho
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