Lo que callamos (3era. Parte)
El mismo día
Islas Maldivas
David
Creo que no hay un manual cuando el peligro acecha. Pero, a pesar de vivir en constante alerta, cometí un error que no podía permitirme: enamorarme. En ese momento quedé vulnerable, actuando sobre la marcha. Aunque eso no era lo más grave, sino convencer a Cristal de confiar en mí.
Tal vez pensaba que exageraba, que mentía acerca de ese sujeto que la buscaba. Pero lo irónico —y lo absurdo— era sus reclamos de esposa dolida, furiosa. Y en otro contexto habría estado feliz, incluso conmovido por su sinceridad. Sin embargo, en ese instante mi prioridad era sacarla del hotel, huir antes de que ese hombre nos encontrara.
A pesar de todo, durante el escape, las dudas se colaron entre cada paso.
¿Quién era ese sujeto? ¿Un criminal resentido buscando ajustar cuentas por su cargo en la fiscalía? O quizás… ¿un sicario enviado por el cabrón de mi padre? ¿Cómo supo de mi relación con Cristal? ¿Se lo contó a su familia y de alguna manera él se enteró?
La realidad