Damián salió a paso veloz, Hansel y yo lo seguimos, en silencio caminamos hasta salir de la casa, y justo cuando pusimos un pie en el patio la verja se abrió y dos camionetas entraron por ella.
—Saca a la mujer del sótano y llevala a otra habitación— ordenó Damián a Dan quien enseguida asintió y salió disparado a hacer lo que le pedían.
Miré atentamente como los guardias empezaron a bajar de ambas camionetas, algunos entraban a la casita detrás de nosotros después de saludar a Damián con respeto, dos de ellos sin embargo se dirigieron al maletero de uno de los dos vehículos y mi corazón empezó a aletear con ansias.
Ansias de verla, de mirarla y que me dijera porqué lo hizo. Ansias de tenerla en frente y golpearla hasta que todas las fuerzas abandonen mi cuerpo.
Solté un suspiro para calmar todos esos deseos cuando la sacaron del auto. Y no lo hice porqué sintiera lástima o porqué me había arrepentido de todo lo qué quería hacerle, por supuesto que no.
Sí me contuve para no salir corri