~Pov del Narrador~
Un torbellino de emociones agitaba a Mike. No podía quitarse de encima los meses de espera, el deseo que había crecido en él y el rechazo que había sentido al ser ignorado toda la semana. Así que, sin más preámbulos, levantó a Brina y la acomodó sobre su hombro. Salió del ascensor mientras ella lo golpeaba en la espalda.
—¡Oye, bájame, tonto! ¡Cómo te atreves! —le gritaba, furiosa.
Él hizo oídos sordos a sus gritos. Con la clave, abrió la puerta del apartamento, la hizo entrar y la bajó con cuidado.
—Sé que fui un idiota —murmuró, su voz cargada de arrepentimiento—. Pero usted no entiende lo que me hace sentir. Solo deseo estar a su lado, solo deseo besarla.
Brina lo miraba fijamente, sus ojos ardían de un caos de sentimientos. Mike se acercó y la tomó por los hombros. La tensión entre ellos era tan densa que se podía cortar con un cuchillo.
Incapaz de contenerse más, Mike la besó de nuevo, sosteniendo su rostro entre sus manos. Brina sintió que su interior ard