~Pov del Narrador~
Al salir del gran edificio, Brina se detuvo. Miró a la pantalla de su teléfono, donde acababa de enviar un mensaje a su secretaria, y dejó escapar un profundo suspiro. La noche se sentía fresca y pesada.
Mike ya estaba allí, recibiendo las llaves de su auto del valet. Lo estacionó con cuidado justo frente a Brina y, con una rapidez inusitada, abrió la puerta del copiloto, extendiendo la mano en una invitación silenciosa para que ella subiera.
Brina abrió los ojos, su expresión se tornó tormentosa.
—Te agradezco, pero no es necesario. Mi chófer ya viene —articuló con voz tensa.
Mike se acercó a ella sin soltar la puerta. Se inclinó y susurró cerca de su oído, con una voz suave que, sin embargo, denotaba autoridad:
—Señorita, por favor, suba. Yo la llevo a su departamento.
Las pestañas de la joven se agitaron con inquietud mientras lo miraba. Mike le ofreció una sonrisa ladeada, moviendo la cabeza con una señal imperceptible que la instaba a obedecer. Se sintió