Mundo ficciónIniciar sesiónLa Propuesta
Dante giró hacia Serena, que lo miraba confundida ante la magnitud del revuelo. Había querido ayudarlo la tarde anterior, protegerlo de los ataques del directorio, pero jamás imaginó que aquello desencadenaría semejante reacción. El hombre observó en silencio, con las manos en los bolsillos, la mandíbula tensa y los ojos entornados a la joven. No había esperado esa rapidez ni esa audacia de los viejos zorros y mucho menos que la prensa italiana ya hablara de su misteriosa esposa con titulares incendiarios.
Finalmente dio un paso hacia ella, con esa gravedad que lo distinguía.
- No quiero que cargues con todo esto solo por haberme ayudado… - comenzó Dante, recorriendo con la mirada el salón repleto de regalos.
- No creo que sea malo. Dejar&aacut







