¿Quién Enseña a Quién?
Esa tarde, después del revuelo con el directorio, Serena se retiró al pequeño balcón que daba al jardín interno de la villa. La brisa italiana rozaba su rostro mientras tomaba un sorbo de té, intentando recomponerse. No esperaba que Dante apareciera; aún así, sintió su presencia antes de verlo.
- No esperaba que te acercaras. - dijo Serena, con un hilo de voz firme, pero con una leve sonrisa que traicionaba su alivio.
Dante se apoyó en el marco de la puerta, observándola unos segundos antes de entrar y cerrar detrás de sí. Sus manos, cruzadas frente a él, mostraban una tensión contenida.
- No podía ignorar tu ayuda. Me salvaste de los viejos socios de papá. A veces se les olvida que la empresa no incluye mi vida personal. - respondió, su tono serio, pero con una chispa juguetona que solo ella parecía percibir. Sus ojos recorrían cada gesto de Serena, buscando respuestas en su expresión.
- Después de como me han recibido… - Serena desvió la mirada hacia el jardín