Al ver que Alejandro hablaba en defensa de Sofía, el rostro de Mariana se tornó sombrío.
Ella había sido testigo de cuánto desprecio sentía él por Sofía en el pasado.
¿Defenderla? ¡Eso era impensable!
Con que no la humillara, ya era un milagro.
Pero ahora…
¿Alejandro realmente pensaba casarse con Sofía?
Mientras tanto, Luna, al ver que nadie los había seguido, soltó un suspiro de alivio.
Se dio una palmada en el pecho y dijo:
—¡Por suerte no vinieron detrás! Ese Alejandro da miedo... ¡¿Cómo puede traer tanta gente?! Si alguien lo ve, pensaría que están filmando una película de acción policial.
Luego miró a Sofía con cara de reproche:
—Y tú también… ¿por qué tuviste que salir a defenderlo? ¡Lo mejor habría sido dejar que él y Mariana se pelearan! Ahora mira… todos piensan que estás tratando de seducir al señor Rivera imitando a Mariana. ¡Qué pérdida!
Sofía respondió con calma:
—Yo no lo defendí a él, me defendí a mí misma.
Después de lo que había vivido en su vida anterior, Sofía ya no