Al ver que Alejandro Rivera estaba molesto, Silviay Mónica se miraron entre sí.
En sus ojos se reflejaba la misma satisfacción.
Ese hombre, aunque no quisiera a su prometida, jamás toleraría verla con otro hombre, mucho menos teniendo algún tipo de cercanía.
Sofía Valdés, ¿cómo iba a seguir fingiendo frente a ellas después de esto?
Pero entre todas, solo Mariana lo miraba con preocupación.
Alejandro... él nunca había venido personalmente a la universidad a buscar a Sofía.
Y mucho menos de forma tan pública, con guardaespaldas y todo.
¿Será que… realmente…?
Mariana apretó los labios, negándose a seguir pensando.
Ojalá solo estuviera imaginando cosas.
Mientras tanto, en un restaurante cercano fuera del campus.
Sofía miraba la mesa llena de costosos platos de cocina occidental y dijo:
—Señor Ruiz, ellas tiraron su comida... ¿por qué yo soy la que termina pagándole la cena?
Mateo, sentado frente a ella, dio un sorbo a su café y respondió con calma:
—Lo vi todo.
—¿Ver qué?
—Vi cómo tú misma