Al día siguiente, todas las empresas del Grupo Valdés anunciaron la suspensión de actividades.
Esto hizo que los accionistas del Grupo se pusieran como hormigas en sartén caliente. ¡La suspensión significaba que había un gran problema en la cadena de financiamiento!
Si no se resolvía pronto, ¡el Grupo probablemente caería en incumplimiento y acabaría en bancarrota!
Dentro de la sala de juntas, todos esperaban la decisión de Luisa Jiménez.
Después de todo, en estos días había sido ella quien se encargaba de manejar la empresa.
Pronto, el gerente Diego abrió la puerta de la sala de reuniones y Luisa entró detrás de él.
Al verla, todos se apresuraron a decir:
—¡Señora! Ahora que los proyectos se han detenido, ¿qué vamos a hacer?
—¡Exacto! ¡Si esto sigue así, la empresa va a colapsar!
Al ver a todos tan angustiados, Luisa también se sentía insegura.
Ella solo había venido a destruir pruebas, temerosa de que Sofía investigara las cuentas. ¡Quién iba a imaginar que al día siguiente la empres