—Parece que señorita Valdés conoce muy bien a su prometido.
¿Conocerlo muy bien?
Recordando aquellos tres años miserables de su vida pasada, Sofía podía decir que había llegado al extremo de arrastrarse por Alejandro.
Si Alejandro le dirigía una mirada, ella pensaba que al fin tenía una mejor opinión de ella.
Si Alejandro le decía una sola frase, ella creía que por fin había logrado derretir su frío corazón.
Desde conseguir patrocinadores para su empresa hasta cuidar a su abuela y prepararle sopas personalmente…
No solo conocía los gustos de Alejandro, sino que incluso podía decir cuánto tiempo tardaba en bañarse, cuántas veces iba al baño al día y hasta cuántos cuadritos de papel usaba cada vez.
Sofía sonrió y dijo:
—Mateo, observe bien. Esta noche será una gran victoria para usted.
Sin dudarlo, tomó la copa de champán sobre la mesa y la bebió de un solo trago.
La subasta había comenzado, y por fin el subastador anunció la propiedad de Costa Dorada.
—Terreno en Costa Dorada, ubicado e