¿Que no era seguro?
Mariana había escuchado cada palabra con claridad.
Alejandro no solo había besado a Sofía por la fuerza, sino que además en la casa Rivera ya estaban eligiendo muebles nuevos para ella.
Solo de pensarlo, Mariana caminó con determinación hacia la oficina de Alejandro
Apenas llegó a la puerta, el secretario Javier la interceptó de inmediato:
—Señorita Mariana, el señor Rivera está en una videollamada, no puede recibir visitas en este momento...
Pero antes de que Javier terminara de hablar, Mariana ya había empujado la puerta y entrado.
Dentro, Alejandro llevaba puestos los audífonos y hablaba en inglés con una empresa extranjera a través de la computadora.
Al verla irrumpir así, frunció ligeramente el ceño.
Poco después, terminó la conversación con pocas palabras concisas y se quitó los audífonos.
—Mariana, sigo trabajando.
Antes, Mariana nunca habría sido tan impulsiva.
Ella bajó la cabeza, murmurando:
—Yo… no fue mi intención.
—¿Qué pasa?
—Vine a recogerte del traba