La noche avanzaba lentamente en Moscú, arropando la ciudad con una densa neblina que parecía reflejar las emociones ocultas de quienes la habitaban. En uno de los pisos más altos de un lujoso complejo residencial, Veronika Dubrovskaya se encontraba sola en su habitación. La penumbra era su refugio y, a veces, su peor enemiga. Su cuerpo estaba rígido, los labios tensos, y su mirada fija en la pantalla del teléfono móvil que temblaba ligeramente entre sus dedos.
Un mensaje encriptado acababa de llegar. Solo dos palabras lo precedían: "Informe urgente". Provenía de Ivan, su informante más confiable. Veronika desbloqueó la pantalla con rapidez y sus pupilas se dilataron al leer el contenido:
"Confirmado: Mikhail Baranov estuvo anoche con Alexandra Morgan. Se desconoce la naturaleza exacta del encuentro. Seguridad de Baranov impidió obtener más detalles. Intentaremos más información mañana. – Ivan"
Por un segundo, el mundo pareció detenerse. Un zumbido punzante se instaló en sus oídos. Ale