Punto de Vista de Carla
Toda mi vida me había preparado mi padre para defender una manada que ya no existía, y ahora debía proteger esta nueva con todo lo que tenía para evitar que avanzaran hacia nuestro territorio o alcanzaran a las mujeres y niños refugiados en sus casas.
Ya habían cruzado nuestras fronteras, pero no llegarían más lejos si yo podía evitarlo.
Nunca tuvimos dinero para construir un refugio común, algo que ahora resultaba esencial para nuestro futuro... si lográbamos sobrevivir.
Los niños y madres esperando bebé estaban muy separados cuando deberían estar juntos y a salvo en un lugar que nadie pudiera atacar.
La oleada de atacantes parecía no tener fin, y no se trataba de lobos vagabundos sino de una manada organizada.
Los habían enviado con un mensaje claro: demostrar quién era el verdadero dueño de estas tierras.
Primero atacaba a los lobos jóvenes, los que apenas habían comenzado a entrenar, porque había pocas hembras entre ellos comparado con nosotras. No era raro: