—No, solo estoy de paso.
—Parece que estamos atrayendo novatos hoy —los ojos del camarero se dirigieron hacia mí, justo cuando me servía otro chupito. Los ojos del Alfa siguieron los suyos y también se fijaron en mí.
Estaba a punto de descubrir su carácter... si se aprovecharía de lo que él pensaba que era una joven ebria.
—¿Así que tú también estás de paso? —el Alfa intentó entablar conversación conmigo, pero el camarero lo interrumpió.
—Yo tendría cuidado con esa, Alfa, tiene genio.
—Puedo manejar a las que tienen espíritu, no te preocupes.
Miré con furia al camarero mientras se movía de nuevo hacia su cliente habitual, volviendo a los murmullos mientras el Alfa se acercaba a mí en la barra, sentándose en el taburete junto al mío.
—Parece que no le caes muy bien. —me sonrió burlonamente, mirando hacia el camarero.
—Cree que estoy aquí para una lección de modales... —siseé, vertiendo el whisky caliente en mi garganta.
—Entonces, ¿por qué estás aquí realmente?
—Tuve una pelea con mi ho