Punto de vista de Clío

—No, Jorge, no puedes hacer eso. —jadeé.

—Oh, sí que puedo.

—Pero la Manada Aguasclaras es tu destino, tu derecho de nacimiento... no esperaría esto de ti.

No... no, esto estaba mal, no podía hacer eso, no por mí. No quería que lo hiciera.

—Tú eres mi destino, Clío, no las tierras... no un título... tú. —me miró directamente a los ojos, con sus manos todavía en mi rostro... quería creerle... le creí... estaba siendo sincero. Pude notarlo, a veces entendía mejor a Jorge que sus propios hermanos... bueno, lo conocía.

—No... necesitan irse. —coloqué mi mano sobre su pecho, empujándolo ligeramente hacia atrás. Para garantizar su seguridad, necesitaba irse.

—No, lo estoy desafiando...—respondió con un gruñido desafiante.

—Estas no son tus tierras... y no puedo permitir que lastimes a estas personas, no han hecho nada malo.

—Tú tampoco.

—Eso es discutible. —susurré, un sentimiento de culpa me arañaba desde dentro.

—Clío...—su voz era baja, destinada solo a mí.

—Jor