Así que pensé que le ahorraría el tiempo y la esperaría aquí.
Cerré los ojos e incliné la cabeza hacia atrás para dejar que el sol de la mañana bañara mi rostro. Nunca me acostumbraría a que el sol se sentía más fuerte aquí, quizás porque el terreno estaba a una altitud un poco mayor.
Incluso el aroma floral que la manada parecía tener con tantas flores, tanta naturaleza, me hacía sentir como si hubiera encontrado mi vocación, encontrado la manada para mí.
No me malinterpreten, yo era hija de un Alfa de Espina Roja hasta la médula, pero la Manada del Desierto Ámbar parecía llamarme, era como si estuviera destinada a estar aquí, quizás fuese la conexión familiar, quizás mi sangre podía reconocer el linaje... la historia familiar.
Una conexión.
Abrí los ojos cuando oí el sonido de cortar que venía de un lado en el jardín delantero y me encontré con la señora cortando rosas blancas con unas tijeras de podar, giró su cabeza hacia mí mirándome con esos ojos sobrenaturales.
—Sabes que ella e