Punto de Vista de Tomás
Desperté con el cuerpo desnudo de Elena sobre el mío, la sábana de seda cubría su cadera mientras sus senos se apoyaban contra mi estómago.
Quería que permaneciera así para siempre, pero su cuerpo se debilitaba aunque ella aún no lo supiera. Algo malo le ocurría y podía sentir su inquietud a través del vínculo.
La noche anterior pude sentir su agotamiento, pero se empeñaba en complacerme, en demostrar que nos pertenecíamos.
Él podía hacer todos los planes que quisiera pero jamás la tendría. Le arrancaría el corazón apenas se acercara a ella, tal como intenté hacer cuando declaró frente a mis padres que era su pareja y perdí el control.
Sabía que éramos el uno para el otro, solo necesitaba esperar unos días hasta cumplir los dieciocho para tener la prueba. Pero él no quiso esperar, decía que yo ya tenía más de lo que merecía y que ella le pertenecía.
Era imposible que se fuera con él ese día. En mi furia llegué a considerar matarla yo mismo antes que permitir que