—No... no... no estaba dispuesta. —su voz era firme, pero baja en volumen. Ojalá hubiera oído mal, ojalá me hubiera equivocado... ¿estaba diciendo lo que creía que estaba diciendo?
—¿Quieres decir...?
—Fue hace mucho tiempo.
—Mamá. —Josi empezó a sollozar, intentando dar un paso más cerca de ella.
—¿Tú sabías de esto? —había tanta rabia en la voz de Javier cuando se volvió hacia la tía Elena.
—Sí.
—No en ese momento, no, ella estaba en coma. No fue culpa de Elena, al igual que no fue mía. Las dos fuimos víctimas.
—¿Él te atacó? ¿Te forzó? —podía sentir mi pecho expandiéndose, mi columna alongándose hasta mi altura completa mientras una ira pura y ardiente hervía en mis venas.
Quería sangre, quería su muerte. Podía sentir a Javier a mi lado reaccionando de la misma manera, sentía a su lobo al borde de cazar a ese Alfa y arrancarle la cabeza, porque eso era lo que iba a hacer. ¡Él lastimó a nuestra madre!
—¡Sí!
—¿Y todavía respira?
—Ha vivido con un vínculo de apareamiento roto, eso es u