—No, no tengo compañero. —por una vez, decía la verdad.
—Ya veo.
—No, en realidad no lo ves... el padre es humano.
Compartimos un momento en el que él me evaluó a mí, y yo a él.
Parecía estar contemplando algo, sus ojos se apartaron primero para exhalar ruidosamente, dirigiendo la mirada de nuevo hacia los otros clientes.
Era un hombre difícil de leer, de descifrar. Cada movimiento y cada palabra suya era premeditada, planeada. ¿Por qué le preocupaba hablar fuera de lugar?
—Estoy buscando una Luna y un heredero. El futuro de mi manada depende de que les proporcione un heredero.
—Pero el niño no sería tuyo, el heredero sería medio humano.
—Eso no me importa.
—¿No te importa que el niño no solo no sea tuyo, sino que además sea medio humano? —necesitaba oírlo otra vez, porque él era un macho Alfa y me costaba creer que adoptaría no solo a un niño que no era miembro de la manada, sino a un niño que era medio humano, o al menos eso debía hacerle creer.
—Creo que no entiendes la gravedad de