—Él sabía quién es Josi y que yo fui el entrenador del Alfa, pero no mencionó a la Beta Elena —me encogí de hombros al responder.
—Bueno... eso es bueno. Él no debe saber que Elena está aquí. Deberíamos irnos, antes de que las noticias lleguen a él —repitió con clara determinación.
—Creo que es lo mejor —concluyó Héctor, mientras acompañaba a Esteban fuera de la cabaña, dejando la puerta abierta a la noche oscura.
—¿Qué diablos fue eso? —Jorge resopló.
—No lo sé... pero voy a averiguarlo. —Javier gruñó en voz baja antes de salir de la cabaña, Jorge lo siguió, dejándome solo con el olor de Josi.
Esa noche se había convertido en un desastre. Todo lo que quería era un tranquilo paseo en moto con Josi, solo para tenerla a solas.
Mis pasos de regreso a la Casa del Alfa fueron rápidos, casi estaba a punto de echarme a correr. La paciencia de mi lobo se estaba agotando tras estar en su cabaña sin ella.
Al entrar por la puerta principal de la casa, encontré la mayoría de las luces apagadas, ex