—¿Qué? —La actitud derrotada de Héctor destrozó mi corazón ya quebrado.
—La Alfa Carla exigió que le colocaran un soporte vital... puedo llevarte con ella ahora —respondió con un tono tenso.
—No entiendo —murmuró Héctor, pasándose las manos por el cabello antes de posarlas en la mandíbula.
—Su corazón falló... lo mantuvimos latiendo, pero a través de máquinas.
—No... —gritó Javier, empujándome y abriéndose paso a través de las puertas dobles... Héctor y yo detrás lo seguimos. Subimos tres tramos de escaleras, entrando en una nueva planta... en el área de Cuidados Intensivos.
No, esto no podía ser.
Seguí a Javier, sin conocer esa planta del hospital, mientras se acercaba a los miembros de la manada allí reunidos. Ella estaba, con un grupo de miembros del personal de pie fuera de su habitación... todos rezando a la Diosa de la Luna.
Me abrí paso detrás de Javier y Héctor antes de cerrar la puerta de la habitación del hospital y las persianas. Necesitaban privacidad, nosotros necesitábamo