Punto de vista de Josefina
Solo logré sentarme en un taburete de la isla de la cocina. Mis piernas dolieron aún más en cuanto intenté sentarme a la mesa de la cocina... el hecho de agacharme me dolía las heridas.
Estaba en mi propio mundo, absorta en mis pensamientos mientras mis manos abrazaban la taza de café, manteniéndome caliente. Hacía frío ese día, más de lo habitual y, como siempre, yo lo sentía más que los demás.
No noté que Javier y Lucas hubieran regresado del entrenamiento hasta que mamá entró, también dándose cuenta de su llegada.
—¿Cómo fue el entrenamiento? —Mamá entró como una brisa, con un vestido blanco estilo lechera y una chaqueta de mezclilla. Sus chanclas habituales repiqueteaban al ritmo de sus pasos.
—Bien. —Javier gruñó mientras lo oí verter cereales en un tazón.
—¿Solo bien? —mamá chasqueó la lengua con fastidio.
—¿Qué quieres que diga, mamá? Que estoy haciendo el trabajo de dos personas... —Puse los ojos en blanco ante la respuesta cortante de Javier. Él no l