Punto de vista de Josefina
Sus manos seguían agarrando mi cintura mientras me hacía retroceder, hasta que tropecé con la mesa. Un ladrido lo sacó temporalmente de su neblina de lujuria antes de que se moviera hacia la puerta, abriéndola y chasqueando los dedos para que Lobo nos dejara solos.
Tan pronto como cerró la puerta, se giró hacia mí, sus profundos ojos marrones encontrándose con mis afilados grises plateados.
Retrocedió... inclinándose hacia mí. Un escalofrío me recorrió cuando una de sus manos se apartó de mi cintura y se dirigió a la mesa detrás de mí. Agarró mi pistola antes de empujarla a un lado.
—El seguro está puesto. —murmuré en voz baja, mis ojos observando su cuello mientras se inclinaba sobre mí. Un cuello sin marca... sentí mis propios labios abriéndose, deseando saborear su piel.
—No querrías un disparo accidental.
—¿Un disparo accidental? —Comencé a responder hasta que el aire se escapó de mis pulmones cuando me levantó. Sus manos siguieron agarrando mi cintura mi