—Solo de pasada... —Encogí los hombros, actuando como si no me importara lo que hiciera. ¿Por qué debería...?
...
El entrenamiento se había pospuesto esta mañana para dar lugar a una reunión de jefes de departamento, otra vez me pidieron asistir.
Desde hacía mucho tiempo, me habían inculcado que madrugara para entrenar, así que sin el entrenamiento, fui a la cocina a preparar café. Allí encontré a una mujer de cabello negro que no reconocía, rebuscando en los armarios.
—¿Qué estás buscando? —La observé mientras ella luchaba por alcanzar la estantería más alta. Era una mujer bajita, incluso de puntillas. Se giró para mirarme, frunciendo el ceño mientras luego se agarraba la frente de dolor.
—Analgésicos.
—¿Noche intensa? —me burlé, apoyándome en la isla de la cocina.
—¿Qué dices? ¿Quién eres? —Me miró con sospecha.
—Lucas, estoy aquí de visita por un tiempo.
—Oh, hola, soy María. —Una sonrisa leve apareció en mis labios al girarme hacia la cafetera. Así que esta era la que no le caía bi