Punto de vista de Carla
—Actividad inusual no muy lejos de nuestras fronteras...
—Dilo de una vez, Orfeo. —La paciencia de Héctor se estaba agotando, al igual que la mía.
Que Héctor desconfiara de esa manada no era sin motivo.
—Mira tú mismo. —El Alfa Orfeo lanzó la carpeta de papel a Héctor, quien tuvo que soltarme para atraparla.
Tan pronto como sus brazos me soltaron, el joven alfa rodeó mi cintura con un brazo y estaba colocando sus labios sobre mi mano con el otro.
—Un placer, Luna... o ¿prefieres que te llame Alfa? —Sonrió mientras besaba el dorso de mi mano.
—Cualquiera está perfectamente bien. —Retiré mi mano de su tacto antes de examinar mis palmas, viendo las cicatrices de sanación de las cadenas de plata que había arrancado de Héctor.
—¿Qué es esto? —Gruñó Héctor a mi lado mientras hojeaba página tras página.
—Imágenes aéreas de una propiedad abandonada que tuvo actividad inusual. Ha estado abandonada durante años, ¿te resulta familiar?
—Sí, ahí es donde nos mantuvieron.
—En