Capítulo 9. Parte 1
Diego:
Como ya se ha hecho costumbre, nos juntamos con Bernardo en la cafetería para poder conversar y despejar la mente. Mientras espero a que termine de mirar su celular, aprovecho de pensar en el error que hubo con la paciente que era de mi padre. La asistente jamás se había equivocado de esta manera, y, lejos de enojarme o pensar que me ha hecho perder mi tiempo, me sonrío cada vez que puedo al recordar el horror de esa pobre chica al creer que la examinaría, siendo que solo necesitaba un broncopulmonar.
—¿Cómo estamos para esta noche? —indago, queriendo sacarlo de su celular, pues últimamente lo he visto muy concentrado en él.
—¡Listo y dispuesto! —exclama, dejando el celular sobre la mesa—. Definitivamente necesito distraerme después de tanto trabajo. Esta semana ha sido horrible —comenta, y vuelve a posar su vista en el celular—. A ti, ¿ya te dieron permiso en casa?
—¡Muy gracioso! —exclamo, seguido de un hondo suspiro—. Pasaré por Marcus al colegio, y no volveré a la consulta,