Antonella:

—Pienso en tantas cosas —confieso a Diego después de su pregunta—, en cómo me ha cambiado la vida desde que te conozco.

—A mí también me ha cambiado la vida —dice—. Bien sabes que me casé enamorado, pero ahora puedo decir que no era un amor tan grande como el que siento por ti; esto es totalmente diferente, tú eres diferente. Contigo no solo siento amor, sino que siento seguridad; eres un complemento perfecto.

—¡Te amo, Diego! —me paro de su lado para sentarme en sus piernas, lo abrazo del cuello y lo beso; sus labios son una droga para mí—. Tú eres mi primer y único amor.

—Y me parece perfecto —dice pegadito a mis labios, tal cual me gusta.

Pasamos toda la mañana en el parque, tirados en el pasto, mirando el cielo y conversando. Es rico estar así, tan tranquilos, conociéndonos un poco más, hablando sobre lo que esperamos del futuro y pensando en nombres para los bebés.

—¿Cuál nombre te gusta si tenemos una niña? —pregunto, siguiendo el hilo de la conversación.

—Definitivam