Capítulo 43. Parte 2
Antonella:
La mirada de mi hermano me dice lo mucho que me ha extrañado, y no puedo evitar sonreír. Su presencia me reconforta, me recuerda que, pese a todo lo vivido, sigue siendo mi cable a tierra. Me acerco a él, y antes de poder decir palabra, me jala hacia su pecho, acurrucándome con fuerza. Me dejo envolver por su abrazo, ese refugio de siempre, hasta que estira la mano para saludar a Diego.
«¡Ay, si supiera dónde estuvo metida esa mano! Oh, falsa alarma, era la derecha. ¡Uf, de lo que se salvó!»
—Estabas perdida, nena —dice Enzo con tono cariñoso. Y pienso que sí, estuve perdida… aunque no precisamente en el sentido que él imagina. Perdida en los brazos de Diego, en su cama, en su piel. En un sexo tan intenso que todavía me arde la memoria. Pero claro, eso no se lo explicaré.
—Pero ya estoy aquí —respondo simplemente, fingiendo normalidad.
—¿Cómo ha estado el proyecto del hospital? —pregunta Diego, interrumpiendo el momento, mientras me atrae hacia él con ese aire posesivo que