Capítulo 42. Parte 5
Diego:
Suspiro tranquilo por el paso que estoy dando, y aunque sé que aún falta un largo camino por recorrer, el optimismo me invade. La relación que Antonella tiene con mi hijo es única, tanto que llego a compararla con Ambra, recordando su forma de ser con Marcus y lo poco complaciente que fue siempre.
Nos sentamos en una mesa mientras decidimos qué pedir para comer, sabiendo que, obviamente, Marcus querrá la cajita feliz.
—Voy por nuestro pedido —digo, levantándome de la mesa.
—Papá —escucho decir a Marcus antes de irme—, recuerda que An también quiere una cajita feliz.
—No te preocupes —respondo alejándome del lugar.
Mientras espero que me entreguen la orden, aprovecho de observarlos. Conversan, se ríen… un espectáculo digno de ver, una complicidad que siempre quise que existiera entre Ambra y Marcus.
Con la bandeja en las manos me acerco a la mesa donde los seres que más amo me esperan hambrientos.
—¿Quién tiene hambre?
—¡Yo! —dice Antonella.
—Y yo también —opina Marcus.
—Lo sien