Antonella:

Diego me pregunta por la fotografía y yo solo me limito a responder con la verdad, porque es la base de nuestra relación.

«¿La verdad?»

—¿Qué fotografía? —cuestiono, bajo su mirada penetrante, la cual parece un detector de mentiras—. ¿De qué grupo me hablas?

«¡Cobarde! ¿Dónde quedó la confianza, “base” de nuestra relación y bla, bla, bla?»

—Entonces, ¿no sabes de qué te hablo? —insiste, recibiendo como respuesta un simple movimiento de cabeza.

—¡Hace calor! ¿No crees? —pregunto, como un claro intento de desvío.

—Sí, es verdad, hace mucho calor —responde, apoyando sus brazos sobre mis hombros—. ¿Estás segura de que no sabes por qué una fotografía mía está en un grupo de WhatsApp de mujeres calientes? —repite, justo cuando creí haberme salvado con mi excusa del calor.

—¡Ay, por Dios! —exclamo, exagerando un poco—. No puedes llamar “mujeres calientes” a un grupo de WhatsApp solo porque se llaman Las pervertidas.

—Ah, se llaman Las pervertidas.

—Original, ¿verdad?

—Muy original