Capítulo 41. Parte 5
Diego:
Al salir de la consulta de mi padre, me percato de que mi secretaria y una enfermera miran atentas a un celular. No me molestaría, ni tampoco sorprendería, si no fuese por sus miradas coquetas, las mismas que he recibido durante la mañana.
—Voy enseguida, doctor —escucho a mi secretaria, seguido de risitas cómplices con su amiga.
Entro raudo al baño que está en mi consulta y me miro en el espejo creyendo que tengo algo extraño en el rostro, pero al no ver nada fuera de lo común, prosigo con mi ropa, la cual está un poco arrugada, pero nada del otro mundo.
Con la llegada de la primera paciente, puedo asegurar que algo está pasando, pues le indico que tome asiento para recetar unos medicamentos y ella me sonríe después de ver su celular.
«Algo pasa con los celulares, aunque la pregunta sería ¿Qué tiene que ver conmigo?»
—Doctor ¿A usted no le molesta que su novia mande una fotografía suya al grupo de WhatsApp? —pregunta haciéndome levantar la vista del teclado, recibiendo toda mi