Antonella:

Marcus se despide de su padre y corre hacia el interior del colegio, mientras yo me quedo observando lo que ocurre a mi alrededor. Cinnia se despide de mi hermano, y Diego me da un beso riquísimo —aunque rápido— antes de irse a trabajar.

Ahí me quedo, embobada con mi nueva vida, paralizada, temiendo que si muevo un solo músculo todo vuelva a su curso normal. Y ese pensamiento me lleva a una sola cosa… Sol de invierno.

Un tirón en el brazo me saca de mi trance: es mi hermano, que me da un abrazo cálido, mientras Cinnia me lanza una mirada que claramente dice “date prisa”. Tomo aire y corro tras ella. Me deja frente a mi salón, y continúa por el pasillo hacia su oficina.

—¿Qué haces, Marcus? —pregunto al entrar al aula y verlo concentrado.

—Yo... —titubea— solo hago un dibujo de mi familia —responde, mirándome a los ojos en busca de mi aprobación.

Camino lentamente hacia su pupitre y sonrío, demostrándole que todo está bien, que no me molesta no estar incluida en su dibujo fa