Capítulo 35. Parte 3
Antonella:
Medio dormida llegamos al estacionamiento, pero abro los ojos de golpe; los chismes, y más si involucran a mi hermano y a Cinnia, son el mejor energizante que podría existir. Enzo me contó que se besaron, pero los hombres rara vez dan detalles, y menos él. Nosotras, en cambio, ponemos pasión y matices a cada palabra que pronunciamos, incluso mímica.
Justo en ese momento, mis ojos se posan en Diego a lo lejos, y toda mi atención se concentra en él. Sin embargo, a medida que me acerco, me doy cuenta de que Marcus también viene con él. La sorpresa me hace sonreír; no esperaba verlos juntos de esa manera.
Dejo a Cinnia de lado; lejos de enojarse, se alegra de la coincidencia y camina hacia el auto donde Enzo la espera, consciente de que tendrá unos momentos a solas con él. Yo, mientras tanto, corro hacia Diego y Marcus, feliz de verlos a ambos, y ellos me reciben con sonrisas cálidas.
—¡Antonella! —exclama Marcus, adelantándose un poco y abrazándome con cariño—. Me da un abrazo