Capítulo 36. Parte 2
Antonella:
Por fin las clases terminan, y ahora que no vivo con Bruno, me alegra no quedarme más tiempo en el colegio. Aunque, por lo general, mis niños no me molestan y amo mi profesión, el cansancio de hoy es terrorífico. Lo único que deseo es ver a Diego, sentir sus labios sobre los míos, que su respiración se mezcle con la mía… y que, por una única vez, me ofrezca una cama para dormir.
—Buenas tardes —escucho detrás de mí—. Vengo por Marcus.
Me quedo inmóvil, incapaz de creer que Ambra está en el colegio… peor aún, dentro del salón. Y lo que es más grave: sé que Diego vendrá por el niño. Me pregunto si, en algún momento de mi estupidez matutina, él me dijo que sería ella quien pasaría a buscarlo.
«Buenas tardes, señora. Me estoy acostando con su marido...»
—Buenas tardes, señora —respondo, tratando de mantener la compostura.
—¡Mamá! —grita Marcus al entrar al aula tras haber ido al baño. Un nudo en el estómago me aprieta, y no es por celos, sino por el brillo en sus dulces ojos, e