Capítulo 17. Parte 4
Antonella:
Me quedo apoyada en el marco de la puerta, con una sonrisa loca, mientras escucho su melodiosa voz y la forma delicada con que trata a su compañera.
Un suspiro, de los cuales he perdido la cuenta, sale de lo más profundo de mi alma, y algo extraño, pero placentero, juega en mi estómago, recordando que es la segunda vez que me siento así cuando veo a Diego, estremeciéndome a tal punto que debo abrazarme a mí misma, rogando que esa sensación sea hambre, aunque acabo de comer...
—¿Desde cuándo estás ahí? —pregunta Diego mientras entro al salón.
«¿Qué respondo? ¿Le digo que estoy aquí desde que empezó a cantar, porque me vuelve loca? ¿O mejor que acabo de llegar, aunque en realidad parezca que estoy desde que sonó el primer acorde de la canción?»
—¿Desde cuándo te has dado cuenta de que estoy observando?
Él me queda mirando y luego sonríe, dejando la guitarra a un lado para acercarse a saludar. Sin ningún temor me abraza, dándome un pequeño beso en los labios, provocando que mi