Capítulo 11. Parte 3
Antonella:
Cinnia se levanta de su asiento, y con los ojos aguados se acerca hasta donde estoy yo, y al recibir mi abrazo, se pone a llorar con mucho sentimiento, entre ellos rabia, dolor y decepción, y no la culpo, ese maldito de Pablo se mostraba de una forma muy especial con ella, y por la espalda, la apuñalaba una y otra vez.
—Pablo siempre me decía que yo era perfecta, que todo de mí le gustaba... ¿Lo puedes creer? —cuestiona—. Lo que más me molesta, es que no me hubiese dicho que lo nuestro ya no estaba funcionando.
—Es verdad...
—En realidad, no sé qué diablos pasó, o tal vez nunca me di cuenta cómo era realmente, y me envolvía en sus mentiras disfrazadas de atención. ¡Él, realmente es un mujeriego!
—Amiga, estoy segura de que por ahí está el verdadero, el que realmente vale la pena —digo, y pienso en Diego. Me hubiera gustado que él fuera el verdadero para mí, pero es imposible—. Pablo no se merece a una mujer tan maravillosa, él solo se merece a una mujer chupa penes que lo h