Diego:

Después de esa fatídica salida a la casa de playa, decidimos regresar el lunes, por lo que Marcus no asistió a clases hasta el martes. La semana pasó rápido, llena de responsabilidades en el trabajo y, como ya era costumbre, yendo personalmente a buscar a Marcus al colegio, ayudándolo con las tareas, jugando y leyéndole un cuento antes de dormir.

Mi relación con Ambra se resquebrajó el día en que descubrió los arañazos en mi espalda. Aunque soy culpable, el motivo de la ruptura es cómo trata a nuestro hijo, con una frialdad que me sorprende.

Puntualmente, llego en busca de Marcus al colegio. Una vez más, no alcanzo a bajarme del auto cuando él corre a mi encuentro, entusiasmado de que sea yo quien vaya por él. Por mi parte, lo agradezco, porque a lo lejos puedo ver a Cinnia, y no estoy seguro si se ha enterado de lo que sucedió con su amiga. Además, voy con el tiempo justo, ya que tengo una operación programada para un par de horas más.

—¡Tengo algo muy importante que decirte!