El aire en el Patio del León se había detenido. Miles de ojos estaban clavados en el estrado. El Rey Alfa, Sech, miraba a la figura inmaculada de Isis.
—Por esto, por un futuro fuerte y unido, por el bien de todos y por designio de nuestro destino, es para mí un inmenso honor y un privilegio presentarles, a la mujer que, a partir de hoy... —La voz de Sech se alzó, vibrante, extendiéndose por todo el patio—. ...reinará a mi lado. ¡Ascende, Isis, mi Luna y Reina de los Lobos!
La joven comenzó a subir los escalones con una tensa calma. La multitud soltó un murmullo sordo, una mezcla de confusión y asombro por la identidad desconocida.
De pronto, un grito brutalmente agudo rasgó la atmósfera.
—¡ALTO! ¡ESTO ES UNA TRAICIÓN!
Ayla Blackwood irrumpió con una violencia descontrolada. Corrió hacia el estrado, con el rostro contorsionado por la furia. Dos guardias intentaron sujetarla de inmediato, pero ella se debatió con la fuerza de la desesperación.
—¡Quítenme las manos de encima! ¡Sech, ¿qu