Por la noche, Bonnie y Kansas salen de su residencia, ya arregladas para pasar una buena noche. Habían arreglado para ir a jugar billar y prácticamente le rogaron a Aye que fuera con ellas, sin embargo, la joven se negó en rotundo. Sin más, solo eran ellas dos para la aventura que les aguardaba. Al llegar al bar que les había recomendado Caleb, ambas se miran con complicidad y cruzan las puertas con una considerable sonrisa dibujada en sus rostros.
—Buscamos una mesa —le insta Bonnie a Kansas tomándola de la mano.
Las chicas caminan a través de los demás comensales buscando donde poder instalarse por el resto de la noche. Terminando de encontrar una mesa casi al final del lugar.
—Hay demasiadas personas —observa Kansas.
— ¿Y eso es un problema? —indaga Bonnie acomodándose en una silla.
—No, si nos atienden rápido —responde Kansas viendo que hay una mesa de billar vacía.
— Deberíamos pedir esa mesa —señala Bonnie captando lo que Kansas observaba.
—Como quieras —entona la castaña eleván