- Creo que le interesas.- Rosario murmuró mientras fregaba copas.- Y deberías tener cuidado. Giorgia ya lo sospecha y te joderá más de lo que ya lo hace. Además, no deberías tomar a broma las advertencias de Fede.
- Cómo si yo buscara su atención.- Adhara murmuró molesta.
Eran apenas las cuatro de la tarde, aún demasiado temprano para abrir. En el lugar sólo se encontraban ellas dos, pues sus compañeras aún no llegaban, por lo que podían hablar libremente.
Apenas habían llegado, aprovechando la soledad, la pelinegra le había contado a la latina lo que estaba pasando con el tal Giovanni, pues aunque le tenía aprecio y confianza, no se atrevía a hablar con ella de Mattia.
Había querido hacerlo días atrás, pero debido a lo atareada que la primera se encontraba, no había tenido tiempo de poner al tanto a su confidente en aquel lugar.
- Sé que no lo haces adrede, pero eso no significa que no le des la importancia que el asunto amerita.- Rosario detuvo su tarea y miró a la chica directament