Dos, tres, cuatro, ya no sabía cuántas veces su ingle chocó contra las nalgas de Ashary haciendo que todo el agujero rojo y húmedo engullera su miembro hasta la base. Y aun así sentía que quería ir más allá, pero tendría que cambiar de posición e ir más rápido. De momento había ido lo más lento que podía, haciendo que el cuerpo de Ashary se sintiese cómodo con su tamaño. Pero dado el rostro del omega y como estaba reaccionando ya no había rastro de incomodidad o dolor. Por el contrario.
Lyon sonrió de lado. Las feromonas de Ashary buscaban las de él, la forma en que se movía ligeramente inclinado su cadera para recibir una nueva embestida, le decía que lo estaba disfrutando. Y eso era un golpe de gloria directo a ego alfa, que más que buscar su propia satisfacción deseaba que su omega gozara como se lo merecía.
-Y ese imbécil creía que podía complacerlo de esta forma- murmuró con ironía recordando aquel chico pequeño, delgado y que apenas le podía hacer competencia, que había tenido e