72. Vámonos al campo.
Alexander y Franchesca se presentaron ante los abuelos de ella en el salón principal del castillo Deveroux. La luz suave del atardecer se filtraba por las ventanas, envolviendo la estancia en un cálido resplandor dorado.
—Abuelos —comenzó Franchesca con una voz firme pero dulce—, Alexander y yo hemos decidido que necesitamos un tiempo lejos de la corte. Queremos irnos a nuestra casa de campo.
Los reyes intercambiaron una mirada. Por una parte, Antuan deseaba que se quedaran en el castillo, pero por otra parte, sabía que marcharse al campo los mantendría a salvo de las amenazas y rumores que habían estado recibiendo y esparciéndose últimamente sobre ellos dos.
—Queremos reencontrarnos, fortalecer nuestro vínculo —continuó Alexander, tomando la mano de Franchesca con ternura—. La casa de campo nos ofrecerá el espacio y la paz que necesitamos para esto.
Los reyes asintieron lentamente, con una mezcla de nostalgia y comprensión en sus ojos. Recordaban sus propios días de jóvenes, cuando h